lunes, 2 de enero de 2012

Recuerdo que llegue de una larga noche agitada, estaba muy muy cansado, llegue a mi cuarto y me recosté casi instantáneamente, me desvestí poco a poco y fui agarrando postura para dormir, abrace fuertemente mi almohada como todas las noches y me dormí profundamente.

Estaba en un acantilado, mirando fijamente hacia el horizonte, viendo como el sol se alzaba poco a poco y detrás mio se encontraba una silueta conocida, se me hacia familiar cada vez que me acercaba mas a ella, pero no podía distinguir quien era. Dando pasos pequeños me fui acercando y preguntando quien se encontraba allí. De pronto apareció como si saliera de la espesa niebla en donde nos encontrábamos una hermosa figura, blanca y resplandeciente, tenía una forma única y majestuosa, mientras me acercaba la pude ver claramente... era un unicornio.

Se presentó como un mensajero, pero luego se torno en un protector. El mítico me dijo: Niño no te acerques más, esta mujer es tu amor, es la voz que te deja respirar, es la niña que te enseño a reír y amar. No te acerques más porque ya no te pertenece, ahora es mía y se irá conmigo porque la necesito, sera una de mis amantes, una de las niñas que me seguirá y se quedará para toda la eternidad junto a mí y mis demás hijos.

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