Era ya de muy muy noche, la gente seguía viva, pero yo no.
Salí un rato al balcón a tomar un poco de aire, me sentía contaminado, en varios sentidos tenía muchísima razón y además era hora de tomarse un respiro y decidir, decirme a mi mismo: Me voy!
Tome lo poco de voluntad que me quedaba y le dije a Ana para irnos, ya que vivíamos cerca; ella me dijo que sí, estaba esperando a que yo me cansara o decidiera irme, a mi me pareció gracioso porque yo esperaba lo mismo de ella.
Estuvimos hablando y riendo un rato hasta que pasaron unos pocos minutos y después la estuve esperando en el recibidor o vestíbulo del local, se demoró algo de tiempo, lo suficiente para que me encontrara con un amigo mas de la reunión y poco a poco empezó a salir la gente, diciendo: es hora de irnos.
Al final de la noche terminé en un taxi con Ana y una pareja más, todos nos dirigíamos a la misma dirección, como quien dice eramos vecinos que nos conocíamos de años, porque empezamos a hablar durante todo el viaje de lo bien que bailamos, las personas que vimos y no reconocimos por su forma de ser y un sin número de anécdotas esa noche.
Primero dejamos a Ana en su casa, luego subimos hasta la casa de Alonso, ahí se quedó con su pareja, al final fui yo el que dejaron al último, el viaje fue corto a mi parecer y me sentí mas relajado al notar que el sol estaba ya saliendo cuando salí del taxi.
Tomé mi saco y me lo coloqué en el hombro con una sola mano, como quien dice: recién llego a mi casa y me divertí un montón, me gustaría seguir bailando pero me siento muy cansado, sigo estando con muchas ganas de terminar la madrugada pero prefiero dormir.
Al momento de abrir la primera puerta me acerqué a un macetero que mamá deja en la entrada de mi casa, parecía que la humedad de la noche se hubiera alojado en forma de gotas en las pequeñas hojas de una planta muy extraña, pero bonita. Estaba como brillando, se veía el agua que parecía hasta gotear, hasta llorar de las hojas o como si alguien las regará en las mañanitas.
Estuve viéndola por un buen rato, como quien se hace una pregunta: Debe de ser bien paja estudiar las plantas, se ven tan bonitas y esos que estudian las aves también deben de ser personas recontra tranquilas y super buena onda.
Estornudé muy fuerte y tome un aliento aún mas fuerte, sentí por un momento que tome ácido por mi garganta y me sentía mareado, mas desorbitado que siempre como si me hubiera llegado al cerebro algo que me golpeo de la realidad, expire de repente, me tranquilicé; mi perro empezó a ladrar, no sé si no me reconoció o solo se asustó del estornudo, yo abrí la puerta y entre a la casa, hacia frió allá afuera, tenía mucha hambre, pero mas me ganaba el deseo de recostarme en mi cama. Subí agotado, cansado y salté directo a mi cama, me quité toda la ropa, solo quede en ropa interior y me tapé hasta que mi mamá o alguien me despertara, después soñé.
Soñé que me encontraba nuevamente abajo, donde mi mamá ponía sus bonitas macetas y las que regaban las plantas eran las hadas, bailaban mientras poco a poco como que las podaban, las adornaban y las despertaban a todas, luego saltaban y dejaban un polvo mágico cada vez que volaban. Estaba en el mundo de nunca jamás, si ese era el mundo, por la forma en que volaban me hacía recordar que así son como yo las imagino y pienso que son; todas ellas bien bonitas, pequeñas y brillantes criaturas que volaban alado de las flores.
Luego aparecí en el barco de los piratas, yo era un niño perdido y estábamos a punto de librar la batalla entre los buenos y los malos, los adultos y los niños; era un sueño bien loco, parecía de fantasía, parecía salida del éxito de Disney.
Salimos victoriosos, no creo que yo sea Peter Pan, pero si creo que hice algo bien significativo en la pelea, porque después estuvimos bailando y comiendo todos sentados en la mesa principal, pero era yo quien estaba sentado alado de Wendy, pero la miré fijamente y se parecía mas a Ana que a la Wendy normal.
Me desperté precipitadamente y mamá entro y me dijo: A que hora has llegado? Levántate, báñate pero no te acabes el agua y limpia tu cuarto que esta hecho un chiquero!!!
Le dije: si mamá, ya voy ya voy.
Me senté en mi cama, vi por mi ventana hacia el patio de mi casa y traté de ver nuevamente a las hadas y luego pensé en Ana.